Para distintas etapas de tu vida, distintas propiedades…
El mundo cambia de generación en generación, incluso en las ultimas décadas los cambios han sido muchísimo mas acelerados en varios aspectos que tiene que ver con nuestro día a día, y relacionados con la forma en la que vivimos, trabajamos y disfrutamos. Incluso la dinámica de las familias y de las relaciones es diferente a lo que era.
En tal sentido no es ilógico pensar que un usuario de una propiedad puede definir en que momento de su vida se encuentra y que tipo, estilo y características, tiene que tener ese espacio para hacerla mucho más acorde para él. Es decir, una casa no es para toda la vida.
Voy a hablar en primera persona, y contar a modo de ejemplo lo que me devuelven mis clientes cada vez que analizamos en que etapa de la vida estamos. Haciendo consciencia de que cada persona es un mundo y va eligiendo como vivir, este escrito recopila algunos fragmentos de conversaciones con clientes.
Entonces… ¿Por dónde comenzamos? Nos situamos entre los 20 a 30 años, podemos decir que nuestra primera vivienda es de 1 dormitorio, vivimos la libertad de estar solos y nos sentimos “independientes” es nuestro espacio, que puede ser compartido o no, pero en definitiva con nuestras propias reglas.
A medida que pasa el tiempo, llegamos a los 30 a 40 años, generalmente se van consolidando relaciones, trabajos y experiencias. Entramos a la etapa de “vamos madurando” (que horror), lo que sucede es que necesitamos más espacio, allí nos encontramos con un camino que se bifurca entre los que aun quieren mantener la zona, por estilo de vida y la dinámica diaria y saltan a un departamento de 2/3 dormitorios con cochera. También están los que ceden en ubicación y se van a un departamento o dúplex en una zona un poco más alejada, ganando espacio de disfrute y prestaciones.
Llegamos al hermoso momento donde se agrando la familia y entramos en crisis, aun no sabemos muy bien como eso va a cambiar la dinámica de nuestras vidas y el uso del espacio. Te confirmo que cambia 180°. Sabemos que en pocos años pueden venir mas integrantes y a la vez los chicos van creciendo. “Acá estoy yo” empatizando perfectamente con quien esté en este lugar ahora. Ya cedi espacio. ahora esas personitas con sus personalidades te ganan cada batalla. La ternura es un arma poderosísima y la pareja se complementa para afrontar esta nueva dinámica. Todo esto pasa en un abrir y cerrar de ojos y empiezan a crecer, hasta que en un momento nos encontramos un batallón de amiguitos, compañeros del cole o del barrio jugando, gritando, detonando todo nuestro lugar, pero principalmente disfrutando de ese espacio que pudimos brindarles.
Llegamos entre los 40 y 55, la parte en que debemos tomar la decisión de crecer un poco más, por ahí no en prestaciones, sino en tamaño y pasamos a necesitar una casa más grande.
Los chicos no tan chicos crecen a pasos agigantados, siendo adolescentes y el secundario avanzado o terminando. Venimos bien de espacio, tenemos energía y recursos para mantener la propiedad, la disfrutamos, cada integrante tiene su lugar. Es un momento de calma si se quiere. Disfrutamos hasta que ¡Te tengo malas noticias! Envejecimos, pero como un buen vino, lo hicimos con estilo y no somos ningunos viejitos chotos.Eso también cambio con el mundo ¡el tercer tiempo es excelente! Llegamos entre los 55 a 70 pirulos.
Nido vacío y la pregunta ¿Para qué tan grande esta casa? Emocionalmente queremos sentir que sigue siendo ese lugar donde todos disfrutamos, pensamos en los nietos y en las reuniones familiares. Pero la verdad es que la energía es otra y según como te encuentre, puede que volver a ese departamento de 2 o 3 dormitorios, pero con buenos servicios sea mas practico, la realidad es que no necesitas tanto espacio ahora, porque estas viajando, disfrutando, molestando a tus hijos en sus casas y malcriando nietos. Volvimos a donde comenzamos.
Este es solo un relato de esa vida estereotipada de ciudad y en pareja. Cada uno elige como trazar su ciclo de la vida y que propiedades lo acompañaran. A los fines didácticos preferí abordar el tema con estas palabras para explicar cómo en este estilo de vida, se necesita mutar en función de cómo cambian nuestras necesidades. Entiendo que cada momento de elección es un foco de estrés, de incertidumbre, por eso recomiendo que cuentes con el apoyo y asesoramiento de un profesional de tu confianza, para que cada proceso sea lo mejor para vos y tu familia.
